La Ciudad de México y el 2024, por Genaro Lozano

La contienda presidencial concentra el interés nacional, pero en el 2024 hay nueve gubernaturas en juego, incluida la Ciudad de México, y hay una tragedia cocinándose en el horizonte. A 8 meses de la elección no hay claridad sobre quién podría contender por la Jefatura de Gobierno en la oposición, mientras que en el partido gobernante hay dos precandidaturas sólidas.

Del lado de la alianza opositora Santiago Taboada y Lía Limón, del PAN, y Adrián Rubalcava del PRI son los tres nombres que más suenan en las redes, pero Sandra Cuevas, del PRD, parece ser la opción más disruptiva para disputarle la Ciudad de México a Morena, aunque acaban de dejarla fuera del registro. La salida de la senadora Xóchitl Gálvez de la candidatura a la Jefatura de Gobierno abrió la baraja opositora a esas figuras. Caso aparte, pero irrelevante hoy, es Movimiento Ciudadano, donde Salomón Chertorivski parece ser el candidato naranja.

El PAN, PRI y PRD tienen un enorme problema ideológico en su alianza. La CDMX es el espejo más grande que refleja la incoherencia de esta alianza. En los últimos 23 años, el recinto legislativo capitalino ha mostrado las enormes diferencias entre los tres partidos. Ahí en la calle de Donceles, el PRD abanderó durante más de una década la defensa de derechos como sociedades de convivencia, el aborto, el matrimonio igualitario y la identidad de género. Hay que decirlo, no fue el PRD solo y en ocasiones fue a pesar del mismo PRD. Los experimentos socialdemócratas, el PSD, el PDS y Alternativa, fueron fundamentales para estos avances, y Morena ha sido consistente en defenderlos desde el 2018 con su mayoría legislativa.

El panista Santiago Taboada es bien articulado. Pone el énfasis en los temas de la seguridad, la desigualdad y la movilidad. El ex diputado federal habla de los movimientos que están en la ciudad y dice que como constituyente sí respaldó el matrimonio igualitario. El problema es que no reconoce al PAN como lo que ha sido: el gran opositor a estos avances en derechos. Tampoco logra articular qué haría distinto por la desigualdad ni defiende bien a su partido ante el escándalo de la corrupción inmobiliaria en la Benito Juárez. De Lía Limón, la alcaldesa de Álvaro Obregón, puede argumentarse lo mismo que de Taboada y peor: como diputada local no apoyó el matrimonio igualitario en 2009.

En el PRI no hay figura fuerte. Adrián Rubalcava es quizás la opción tricolor. El alcalde de Cuajimalpa ha ganado en territorio. Ha sido diputado y alcalde reelecto al cargo. Sin embargo, él mismo ha dicho que no se imagina una contienda contra García Harfuch y el desprestigio de la marca PRI es muy fuerte en la CDMX.

Sandra Cuevas es quizás la figura opositora más ruidosa. Sus ocurrencias como alcaldesa, sus declaraciones transfóbicas, su maltrato a policías o su manera de confrontar a la ex jefa de Gobierno la posicionaron como una peleonera capaz de todo. Afortunadamente la dejaron fuera del registro, queda por ver si tiene futuro político.

En contraste, Morena tiene dos buenas precandidaturas en Omar García Harfuch, el ex secretario de Seguridad, y Clara Brugada, la alcaldesa de Iztapalapa. García Harfuch es indudablemente el más conocido y el único precandidato de Morena que podría ganar votos de los sectores de las clases más favorecidas de la ciudad, así como de militantes de otros partidos, mientras que Brugada tiene hoy el respaldo y reconocimiento de los sectores más populares, luego de casi una década al frente de la demarcación más poblada de la ciudad. El ex secretario parece la apuesta más segura para retener la CDMX y ganar el Congreso, a pesar de que hoy no goce de las simpatías de las voces más mediáticas de Morena.

La tragedia para la CDMX es la ausencia de una oposición más progresista y con mejores candidaturas. Una oposición más sólida y una contienda más competitiva es buena para la democracia. Morena necesita más autocrítica y la oposición reinventarse.

Por Genaro Lozano, Periódico Reforma, 3 de Octubre del 2023

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