Aguas de marzo, por Andrés Clariond Rangel

Los cuestionarios del Día del Amor y la Amistad, aquellos que en una calificación del 1 al 10 indican qué tan enamorado estás de tu pareja o miden el nivel de compatibilidad de los dos, están fuera de uso. Han sido intercambiados por tests que calculan tu nivel de amloísmo o amlofobia.

Lejos quedaron esos tiempos en que todos nos uníamos a tundir la piñata de Peña Nieto. Hoy, en cualquier encuentro, lo más importante es definir si eres amigo o enemigo político de tu interlocutor.

Un periodista simpatizante de la 4T, como Julio Astillero, es quemado en las redes tras criticar al Presidente por dar información de las supuestas percepciones de Carlos Loret de Mola, a la par que otros linchan a quienes se sumaron al Space de #TodosSomosLoret asegurando que automáticamente avalan cualquier acto presente o pasado cometido por el presentador de Latinus.

Los adjetivos y las mentadas van y vienen de un grupo contra el otro en redes sociales y la objetividad es un imposible oasis en el desierto.

Mucho hay que aprenderle a la maestra Elba Esther. A diferencia de Andrés Manuel, cuyo lema de abrazos y no balazos está sólo destinado a los narcos, la ex lideresa del SNTE reparte amor a diestra y siniestra.

No guarda rencor en su corazón a pesar del tiempo que pasó en prisión y declara que la vida ha sido muy buena con ella. Ni la posibilidad de que su flamante esposo haya seguido la estrategia de AMLO y encontrado información de los dineros de la maestra la inquieta. Ella sí sabe reconocer el cariño verdadero.

En cambio, al Presidente se le atragantan los chilaquiles todas las mañanas de hacer corajes, bien disfrazados detrás de sonrisas socarronas.

El enojo por la investigación de la casa gris de su hijo lo ha llevado a echar mano de su ya desgastada caja de herramientas: no somos iguales, los conservadores de ahora son como los que trajeron a Maximiliano, yo soy un perseguido como Madero e Hidalgo, lo importante es el proyecto, no yo, etcétera. Con dos novedades: el uso del SAT para amedrentar a la crítica y el recurso del llanto a la Jolopo.

¿Quién le iba a decir a José Ramón López que la residencia que habitó en Houston entre 2019 y 2020 causaría tanto alboroto? Imaginémoslo durante la pandemia, en un inflable en la alberca, con sus airpods, escuchando lecciones de inglés para algún día tomar el examen de la barra. Una vida perfecta.

Nada a su lado su esposa Carolyn, quien le quita los audífonos y le canta al oído, en un perfecto portugués, la canción brasileira Aguas de Marzo, con especial énfasis en lo de “é o projeto da casa”.

Una escena idílica para el futuro reality show Keeping up with the López que a decir verdad no corresponde con la realidad. Así se lo hizo saber José Ramón a sus allegados: sinceramente no sé por qué ensalzan tanto esa casa, daba mucha lata. Si un día no se tapaba el baño, se dejaba de escuchar el sonido Atmos del home theater, se desprogramaba la automatización de las luminarias o el sauna no calentaba.

Es factible especular que, a cada problema, José Ramón se comunicaba con su rentero, el ejecutivo de Baker Hughes, Keith Schilling, y lo amenazaba con que o arreglaba el desperfecto o le decía adiós a Pemex.

A la tercera vez que acudió a destapar el baño, Keith prefirió renunciar a Baker Hughes y no saber más de su exigente inquilino. Situación que distrajo de su trabajo de asesor legal a José Ramón, convirtiéndolo en un “handyman” dedicado a cambiar focos y reparar electrodomésticos. La empresa de los hijos de Daniel Chávez sucumbió sin su abogado de cabecera.

Para Carolyn perder a Keith fue menos duro que escuchar cómo se refirió a ella su suegro en la mañanera. “¡Puxa vida!”. Me trató como a una garota proveedora, le recriminó a su esposo. Ni por cómo lo atiendo cuando nos visita y mi insistencia de llevarlo de compras a The Galleria, en donde en lugar de acompañarme se queda en las tiendas de memorabilia de “baseball”.

Mientras los López resuelven su telenovela familiar, los mexicanos seguimos confundidos sobre de qué se trata la 4T. Volviendo a las Aguas de Marzo: “Es palo, es piedra, algo solitario, es la noche, la muerte, es un puente, una espina en la mano, un bello horizonte, es el fin del hastío, es un ave en el cielo, es un ave en el suelo, es el fondo del pozo, el final del camino”.

Por Andrés Clariond Rangel (anclaran@hotmail.com), Periódico Reforma, 16 de febrero del 2022

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