Reelección, por Genaro Lozano

La reelección legislativa es un instrumento indispensable para la calidad de una democracia y para la rendición de cuentas. En México la tuvimos hasta 1933, pero después de este año estuvo prohibida. En 2010 la hoy desaparecida Asamblea Nacional Ciudadana (ANCA), integrada por muchos activistas que hoy están en posiciones de poder, empujaron una reforma política para volver a permitir la reelección legislativa en México. A esa iniciativa nos sumamos varios y juntos impulsamos la #ReformaPolíticaYa que incluía la reelección. En 2014 celebramos la aprobación de esta reforma que permitirá este 2021 que algunas y algunos diputados puedan buscar la reelección por primera vez. Fue un avance, pero se quedó corto porque sigue favoreciendo a la partidocracia y deja fuera a buenas legisladoras como Laura Rojas y Martha Tagle.

México avanzó a medias en la calidad de su democracia al aprobar la reforma política del 2014. Fue un paso para adelante porque la reforma permite que diputados puedan reelegirse hasta 4 veces (para un total de 12 años) mientras que las senadoras pueden reelegirse una vez más (para un total de 12 años) Esto es un avance porque permite, en teoría, que una ciudadana premie a su diputado nuevamente con su voto, si es que se siente bien representada, o que lo castigue votando por alguien más, si es que se sintió ignorada.

Sin embargo, la reforma fue un paso mal dado porque, como afirma la diputada Martha Tagle, dejó una “visión patrimonialista del poder en la que los mismos señores de siempre deciden quién llegará a las boletas con candidaturas partidistas”.

Por ejemplo, la diputada Laura Rojas tiene un historial legislativo impecable. Ha sido diputada federal, senadora y actualmente diputada federal y la primera presidenta de la Cámara de Diputados bajo la paridad. Rojas ha destacado por defender los contrapesos, por usar la facultad constitucional que le permitió meter una controversia constitucional contra el llamado Acuerdo Militarista del presidente López Obrador. La Suprema Corte aún se tiene que pronunciar sobre este tema, pero Rojas hizo su trabajo. Además de eso, la panista trabajó en la agenda de igualdad sustantiva, coordinando un grupo de trabajo de legisladoras e impulsó una iniciativa de ingreso mínimo vital. Laura es demasiado liberal en temas sociales para la base dura conservadora del PAN, pero representa a sus electores muy bien. No buscará la reelección porque las reglas internas de su partido dictan que son las personas que se dedican a empadronar militantes nuevos quienes deciden quiénes aparecerán en la boleta y no la ciudadanía. Bajo este esquema lo que importa es “hacerle la barba” a los partidos, en lugar de servirle a la ciudadanía.

Algo similar ocurre con Martha Tagle quien siempre ha tenido el corazón naranja. Es cofundadora de Convergencia, hoy Movimiento Ciudadano, y ha sido diputada federal, senadora y nuevamente diputada. En todas esas ocasiones, Tagle ha abierto espacios de interlocución para la sociedad civil. Ha sido una excelente legisladora ciudadana y destaca sobre el resto de su grupo parlamentario por su trabajo en la ley de la Guardia Nacional, cannabis y temas como menstruación digna. En 2018 tuvo la osadía de buscar la dirigencia de su partido y desde entonces MC le cortó toda comunicación. Hoy su partido no la favorece con darle la candidatura y por ello Tagle no buscará la reelección.

Así como Rojas, en el PAN, y Tagle en MC, muchas más mujeres y hombres de todos los partidos quedarán fuera de la jugada electoral porque no se acomodaron a quienes toman las decisiones de sus partidos.

Para cambiar eso, la reforma política del 2014 debería ser retomada y reformada justo ahora que se discute la sobrerrepresentación. Aunado a esto deben facilitarse también las candidaturas ciudadanas, los registros de nuevos partidos y la fiscalización del dinero en campañas electorales. Si alguien retoma esa agenda ciudadana podríamos romper la que parece una regla ominosa de nuestra democracia mexicana: la ciudadanía siempre pierde y los partidos siempre ganan.

Por Genaro Lozano, Periódico Reforma, 23 de marzo del 2021

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